
"Para los obsesivos no hay elección: la obsesión ya ha elegido por ellos" E. M. Cioran.
Si hace una década, el motivo más frecuente de consulta a un psicólogo eran los ataques de pánico, hoy en día el número uno del ranking lo ocupan los pensamientos obsesivos: pensamientos repetitivos y extraños, que producen un gran malestar y que pueden llegar a afectar significativamente a las relaciones sociales e interpersonales. Algunos ejemplos podrían ser: preocupaciones excesivas por la salud (hipocondría), por la posibilidad de volverse loco y perder el control de la propia vida, porque su pareja le traicione, por hacerles daño a aquellas personas que más queremos o por tener una determinada inadecuación sexual.
Creo sinceramente que el tipo de vida que llevamos y la necesidad cada vez más acuciante de llevar a cabo numerosos roles, cada uno de ellos con numerosas tareas, con un nivel de exigencia cada vez más alto y una necesidad de control en todo lo que hacemos elevada, tiene que ver con esta realidad.
Normalmente las personas que tienden a obsesionarse, tratan de comprender porqué esto les sucede e intentan "sacarse" este pensamiento angustioso de la cabeza, pero generalmente ocurren dos cosas: buscar los porqués no suele ayudar a comprender algo muy importante, cómo salir de esta situación angustiosa y tratar de no pensar en algo es casi imposible de conseguir. Una simple prueba: intenten no pensar en este momento en un elefante rosa (por absurdo que parezca!!) y verán lo difícil que resulta dejar de pensar en esa imagen durante un rato. Otro ejemplo para las personas tímidas: cuantas veces uno intenta no ponerse colorado y basta que no quiera hacerlo, para que los colores se nos suban.
De esta manera, lo que la persona intenta hacer para ayudarse a sí misma, por más sentido común que tenga (y las personas con tendencia obsesiva suelen ser personas muy racionales y con mucho sentido común) no funciona y la angustia se va apoderando de uno. El protocolo terapéutico desde la perspectiva de la terapia breve estratégica es muy eficaz y sus resultados se evidencian en muy pocas sesiones. En definitiva, el objetivo es aprender a "controlar" de una manera diferente aquello que tanto hace sufrir y que uno nunca se explica cómo le ha llegado a suceder.
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